Innovar vs. una realidad angustiante

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Argentina y la desigualdad hoy

Argentina hoy atraviesa, al igual que el resto del mundo, una tendencia hacia el crecimiento acelerado de las desigualdades. Son noticias pésimas, porque implican que el aumento de la pobreza habrá de continuar, y con este último habrá de profundizarse la deserción escolar, la malnutrición, junto a enfermedades y casos de discapacidad que podrían prevenirse habrán de multiplicarse.

En la vereda opuesta se observa un aumento equivalente en la concentración de recursos e ingresos para una selecta y reducida parte de la población, quienes no paran de reunir sumas de dinero a partir de prácticas como la especulación inflacionaria de insumos y alimentos de primera necesidad.

Manejo de crisis

Ante la pandemia de covid19, la guerra global entre Rusia y Ucrania; y las consecuencias frecuentes de la crisis del clima, la clase dirigente -gobernante y opositora- no es capaz de cambiar la historia. Su motivación está en retóricas polares de “malos y buenos” o “malos y peores”.

Esta narración frustra y agota el interés de la mayor parte de la ciudadanía hacía todo lo partidario; y en muchos casos, a todo lo colectivo, lo político y lo democrático. La manifestación más reciente se refleja en la aparición de candidatos que proponen agendas de choque y enarbolan discursos de odio.

La crisis reditua en atención mediática, y por ende debatir su resolución no recibe un tratamiento serio en los medios tradicionales ni en sus redes, ni en sus replicadoras.

El Fruto de la Naturalización

Está ausente entre los actores tradicionales una forma viable de seguir adelante. Todas las fórmulas partidarias han perdido la capacidad de entusiasmar, junto a las cadenas de noticias, el poder judicial y los sectores empresarios.

Sabemos que estamos peor, y sabemos que haber subestimado las consecuencias negativas de la desigualdad fue un error grave cuyas consecuencias nos exceden. La indiferencia desplegada por quienes tomar -y no tomaron- decisiones derivó en una situación donde cada gesto -a pesar de las diferencias entre cada posición partidaria- puede llegar a ser percibido como igual de demagógica, incapaz e inútil.

¿Quedan para la ciudadanía, el pueblo y/o la gente formas de evitar la caer en la decepción, la apatía y la parálisis?

Innovar ante las respuestas insatisfactorias a las crisis

La ausencia de soluciones y el aumento de la incertidumbre demandan una respuesta inmediata. Ya no es posible permanecer en una posición neutral, como testigos en shock. Por acción u omisión, a los ojos de cada nueva generación, habremos sido protagonistas. Pero el protagonismo no genera transformaciones si solo expresa rechazo.

El rechazo no detiene la ambición desmedida; y los intentos de reformar pueden terminar siendo aplicados a cuentagotas, suprimidos, o diluídos en el fragor del momento.

En Argentina en los últimos 20 años asistimos a como una ley de servicios audiovisuales votada por el congreso fue derogada por un decreto presidencial. También vemos como una ley aprobada legislativa y ejecutivamente como la ley de bosques tiene un peso solo símbolico, sin la inversión necesaria para garantizar su cumplimiento.

A nivel global se han fijado 17 Objetivos de Sustentabilidad por decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, pero la mayoría de las naciones falta a su cumplimiento, junto a tantas otras promesas rotas y conquistas arrebatadas.

Ante tanta decepción, solo la innovación es capaz de lidiar con esta crisis de problemáticas históricas cada vez más complejas. Innovación como el compromiso con la búsqueda y la construcción de modelos superadores. Innovación como metodología para multiplicar frutos y reducir daños. Frente al hartazgo y la necedad, vocación de innovación y curiosidad.

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